viernes, 12 de septiembre de 2008

Eduardo Bruce, comediante

Al Pinto Paredes y Angulo se le paralizó la mitad del cuerpo. No pudo seguir trabajando y de a poco vendió todas sus cosas hasta quedar casi con lo puesto, viviendo en una pieza con su hijo. Solo con los recuerdos del Bim Bam Bum, del Picaresque y de Sábados Gigantes. Recordando las rutinas con sus amigos: el Tufo, El fatiga, Pepe Tapia, Chicho Azúa y Eduardo Tompson. Por más que le pidió a Dios no llegar a viejo, no dar lástima y morir de un suácate, a los 74 años una sistitis maltratada mandó a Guillermo Bruce a parar a la posta. Cada vez que hacía pichí sentía que se quemaba por dentro. Ahí lo atendió un urólogo. “¿Sabe qué es un urólogo? Un urólogo es el que te la agarra con desdén, te la toma con asco y te cobra como si te la hubiera chupado”. Aquí, la nostalgia.

¿Qué lo hace reír?
El otro día vino un amigo y me dijo que me traía algo con lo que me iba a morir de la risa: era un video de “Los atletas de la risa”, estos jóvenes que se ponen en el centro frente al Banco de Chile y nada, puros garabatos que no me hicieron reír. Ninguna creación, sólo groserías.

La chuchá por la chuchá...
Es que la gente cree que la chuchá es todo lo feo y la chuchá va desde mierda hasta conchetumadre y no hay más. Lo demás es cerdada como moco, pollo, mojón, diarrea pero lo asocian a lo mismo. El humor actual tiende a eso.

¿Por qué será?
Porque la gente pide más y uno se va por lo más barato: los garabatos. A mí me gusta el humor con más ingenio.

¿Y en la revista no se usaban garabatos?
Uno que otro, casi nada porque no se podía, estaba prohibido. Se usaba el conchetuvidrio, el amermelao pero muy poco.

Era más picaresco...
Eso es lo que digo yo. Una vez, en Canal 13, estábamos con el chico Feito haciendo la rutina de dos judíos y uno le decía al otro: “me voy donde tu hermana” y el otro le respondía: “oye que mi hermana no es una cualquiera”. “¿Y quién dijo que le iba a pagar?”. No dije ningún garabato ¿te fijas? Bueno, en el Canal 13 pasaba. En cambio ahora último cuando hacíamos el “Pinto Paredes y Angulo” nos mandó a llamar la gerente de producción para decirme “A ver ¿Cómo dice usted?”. “Soy Angulo, el que hace los trabajos como ....”

El culo...
“Ninguno”, le dije. “Ya”, me respondió, “ahora va a decir lo mismo pero sin la pausa, va a decir de corrido que es Angulo y hace los trabajos como ninguno, no como lo dice usted para que no de qué pensar al televidente”. Y así fue. En ese tiempo en el Canal 13 no se podía hablar ni de los judíos, ni de la iglesia, ni de la religión, ni de la virgen... cosa que ahora sacan a cada rato. Había temas vedados.

Llegaba con su guión y se lo revisaban...
Claro, el libretista lo llevaba antes y lo veían. Uno estaba acostumbrado a trabajar así. Recuerdo que el Palta Meléndez una vez hizo el chiste del caballero que no podía comer por la boca, entonces el doctor le recetó comer por enemas, por el trasero y un día va por el centro moviéndose entero y el doctor le pregunta por qué y el gallo le dice que va mascando un chicle. Entonces Menchaca, el productor de Sábados Gigantes, lo echó del estudio y el Palta salió a los pasillos a fumarse un cigarro. En eso sale Menchaca, lo ve y dice “dije que me lo sacaran del canal”. Echaron al Palta por el chiste.

NO SÉ NA’ YO
¿Cuándo se dio cuenta de que era chistoso?
Nunca, yo era técnico limpiador en seco y trabajaba como jefe de planta de Sandrico y un día me ofrecieron hacer una comedia en el radioteatro llamada “El derecho de nacer”. Lo hice y me gustó el aplauso, me encantó. Entré a la Universidad Católica, donde no se pedía nada, y estudié teatro. De ahí llegué a la revista y me encantó la alegría, el ballet, las luces, los cantantes, los colores y las vedettes. Me encantó la relación instantánea que se da entre el actor y el público. Me gustaba la revista. Yo era jovencito, no debo haber tenido más de veinticinco años. Picaresque, Humoresque hasta que un día me llamaron del Bim Bam Bum. Quedé mudo, era lo más importante, lo máximo de lo máximo.

¿Por qué?
Por su elegancia. Cualquiera no entraba, estaba en Huérfanos y era lo más pituco que había. Hacíamos tres funciones diarias y sólo parábamos dos días: para Santa Cecilia y el año nuevo. Era, como quien dice, trabajar en el municipal para alguien de las revistas.

¿Ganó hartas lucas en el Bim Bam Bum?
No era tanto, me dicen lo mismo de la televisión y no. Es igual que como en las fábricas donde hay gerentes y obreros. Nosotros, con mis compañeros, nunca ganamos un millón de pesos.

¿Cómo era el espectáculo?
Se partía con un cantante olvidado, como el canario Reyes, un boxeador que era cantante, después venía el cuerpo de baile, después un esquech, una vedette, un cantante y un número que podía ser un gallo así, bien grande y forzudo que salía de una caja bien chiquitita.

¿Cómo recuerda su trabajo en los tiempos de la Unidad Popular?
No me acuerdo... a mí me pilló el once, la guerra, en Valparaíso.

Los artistas dicen que en el gobierno milita murió la noche ¿cómo sobrevivió? ¿en qué trabajo?
En lo mismo, de noche, en Provincia.

¿No tuvo problemas con el toque de queda?
No. No fue difícil seguir trabajando.

¿Cómo recuerda esa época?
No me daba cuentas porque yo no compraba ni pan ni leche. Yo me sentaba en la mesa de la residencial y me servían y nunca pasé apreturas económicas. Dicen que faltaba hasta el jabón y hasta la pasta de dientes y yo no me di cuenta porque un compañero de la compañía trabajaba en una farmacia y siempre me ofrecía cosas.

¿La gente sonreía igual? le pregunto porque uno se imagina esos años grises, como amargos...
No era pa’ tanto.

¿Cómo era la bohemia?
La gente se quedó pegada con eso. Yo no sé qué era la bohemia, parece que antiguamente existió la bohemia. No sé.

¿Cómo era trabajar de noche, en el espectáculo, en boytes?
Trabajaba y me iba para la casa, era un trabajo como cualquiera.

¿Veía drogas?
Sí, pero poquito.

¿Cuál? ¿Cocaína, marihuana?
Cocaína, marihuana, pastillas.

¿Traguito?
No tanto. Una vez estuve ocho años sin beber una gota de alcohol.

¿Por qué?
Porque se me ocurrió una vez.

Yo pensé que se chantó, como suele suceder, porque le ponía mucho...
No, yo paré porque sí y me tomaba mis combinados: Coca cola con Cachantún. Lo pasábamos bien.

¿Se pololeaban mucho a las vedettes argentinas?
No porque uno adquiere la experiencia que dice que es mejor pololear con mujeres fuera del espectáculo, bien lejitos del trabajo.

LA CARA DE CALIENTE
¿Cuándo empezó con Pinto Paredes y Angulo?
No me acuerdo. Fue, eso sí, porque nos llamaron. Estaba el Gilberto Guzmán, el Pepe Tapia, Eduardo Tompson, el chico Aránguiz, la Elvecia Vera, esa vieja fea. También la Tatiana Merino, ella es muy amiga mía y ahora que estuve en la posta me fue a ver dos veces con la mamá. Yo le pregunté “¿Sabí qué es un urólogo?”. “Un médico”, me dijo. “Un urólogo es el que te la agarra con desdén, te la toma con asco y te cobra como si te la hubiera chupado”.

A Tatiana le fue bien...
Sí, es una vedette, no como ahora que se le llama vedette a cualquiera. La vedette es muy completa, baila, canta y actúa.

¿Marlen es vedette?
Más o menos... puede llegar a serlo.

¿Quién más?
No hay vedettes porque no hay revistas. A la Tatiana la conozco de cabra. Recuerdo que una vez le dije: “Mira Tatiana, tú no eres una gran bailarina. Bailas no más, pero tení dos cosas: esa sonrisa que parece que te rieras con todo el cuerpo y después, esa cara de caliente que no te la quita nadie. ¡Ocúpala!”. Claro, eso es lo lindo de la Tatiana, su cara de caliente y su sonrisa.

Ahora ella está bien pero pucha que lloró la pobre con lo que le pasó con Salas...
Esas son tonteras. Todo pasa, la Tati se metió como cabra chica, fue ingenua pero el tiempo lo borra todo.

¿Cómo era trabajar con don Francisco?
Muy bueno, era muy simpático, muy agradable.

¿Y con Mandolino?
Nosotros le decíamos el rucio Navarrete porque era rucio y con el tiempo se le puso negro, con el agua yo creo. Después salió del programa, se dice que por una pelea que tuvo, pero de ahí a que se haya ido a dormir a la playa, eso es mentira cuando es lo más cómodo que existe. A la cama le dice “moisés” y la señora le compraba los zapatos, los calcetines, todo le compraba. Él no se molestaba en esas cosas. No es cierto que después sufrió porque no es capaz de sufrir, no nació para eso.

EL COBARDE
A toda esa generación de comediantes no le ha ido muy bien. Carlos Helo, El Tufo, Pepe Tapia...
Es que es la edad también.

De un momento a otro se quedaron sin trabajo...
No sé qué pasó. Se fue don Francisco a Miami y se cerró una fuente de trabajo, después se acabó el programa Éxito y pasó lo mismo. Julio Videla duró un chispazo. Ya no hay sitios donde trabajar, ya no existen las boites como antes donde hacíamos once salidas diarias. Hoy ya no existen las boites, son todas discotecas o topless. El centro se murió.

¿Qué ha hecho?
Después tuve una enfermedad que me paralizó la mitad del cuerpo. Tengo que andar con bastón o si no me caigo. Quién iba a pensar que a esta altura de mi vida, a los 74 años se me iba a venir a quedar la patita atrás. Estuve dos veces con el Kike Morandé pero no puedo trabajar.

¿Cuál es su situación actual?
Mala, malísima. Una vez tuve un ataque de inteligencia e impuse para tener jubilación. Mis compañeros se reían de mí: “mira el imbécil, va a dejar la plata a la caja a imponer ¿vo’ creí que vai a durar hasta viejo? Te vai a morir y se van a quedar con tu plata”, me decían. Bueno, no les hice caso pero esa plata que recibo es una porquería, muy poca.

¿Adquirió algún bien?
No. Vivo sólo de mi jubilación, todos los bienes se fueron, tantos años sin trabajar pagando remedios. Mi hijo vendió todas las cosas para que tuviéramos cosas. Mi hijo me pagó una enfermera que me cuidaba porque yo no podía andar, no me podía bañar ni limpiar. Afirmarme en la pared del baño y no caerme era tan lindo, me sentía tan bien cuando no me pasaba, cuando no me caía. Después tuve que aprender a bañarme solo.

¿Qué hace en un día normal?
Nada. Ver la caja idiotizante y salir en las tardes a juntarme con otros viejos del block, con mis amigos que tenemos un club de cojos. Uno está cojo porque le cortaron una pata, el otro porque tiene gota, el otro que tuvo un accidente, así que somos puros viejos cojos.

¿Qué le gusta ver en la tele?
El Chavo del Ocho, aunque siempre está con las mismas cosas, con que no le tienen paciencia, con que se le chispoteó. Él va a ser gracioso hoy, mañana y pasado. Me entretiene mucho.

Pida un deseo.
Mejorarme. Mi hijo ha tenido harta paciencia conmigo, pero me gustaría estar mejor. Yo le diría a los jóvenes que cuando era como ellos nunca pensé en que iba a envejecer, nunca me imaginé que iba a llegar a viejo. Lo que siempre le pedí a Dios era que si yo me moría fuera al tiro, de una vez. No que estuviera así, tanto tiempo, que si no te falla una cosa te falla otra, porque soy muy cobarde para suicidarme. Siempre le pedí a Dios no andar dando lástima.

Pucha...
Me gustaría también que el alcalde Alcaíno me subiera la pensión de gracia que tengo, que son setenta mil pesos porque es muy poco. Yo trabajé con él en “Noche de Ronda” y bueno, la plata no me alcanza, es muy poco. Él puede hacer algo por mí, por ejemplo, el Carlos Helo tenía una pensión de gracia igual que yo y se la aumentaron a cuatrocientos mil pesos, gracias a Dios. Yo le he escrito a Aylwin, Frei y Lagos y nada, responden con que están estudiando la situación.

¿Hoy se ríe?
Muy poco, aunque cuando los veo, mis antiguos compañeros me hacen reír.

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