viernes, 12 de septiembre de 2008

Rafael Araneda, periodista y tío conductor: Nos sacaron la cresta

Recibió a unos de sus pupilos de Rojo, Juan David, cuando salió de la cárcel por estar involucrado en una supuesta red de microtráfico. El chiquillo venía sin cordones, con hambre, sin bañarse. Araneda lo abrazó. Juan David lloró como un bebé. Al poco rato, el joven estaba en pantalla reconociendo que era un drogadicto. Luego, el escándalo. Semanas después, en Rojo Vip, Rodolfo Navech lloriquea frente a las cámaras junto a su mujer asumiendo que tiene prostíbulos. Otra vez el escándalo. Nuevamente Rafael Araneda en la polémica. Sepa aquí más sobre este periodista de 36 años que saluda a todo el mundo amablemente, de su experiencia viviendo una semana en la población Los Nogales en plena dictadura, de cómo protestó contra ella, de cómo cubrió el caso “Impunidad diplomática” en sus tiempos de reportero, qué tan feroz es el medio televisivo y cómo pierde el control. Con ustedes, el denominado “yerno ideal”.

¿De lolo eras de la onda de los pantalones amasados?
Era ganso y puede que haya usado pantalones amasado un tiempo, con zapatos pluma.

¿Escuchabas “Filo Contigo”?
No, escuchaba a Los Prisioneros pirateados. Los poníamos en el recreo del colegio y mataban. La canción que me dices la vine a conocer con Miguelo, cuando trabajamos en “Corazón Partido” y en un comercial

¿Escuchabas a Oscar Andrade?
Sí, mucho, “La tregua” y “Noticiero crónico”. Tengo a oscar Andrade súper internalizado.

¿En los ochentas salías a protestar?
Pa’l Sí y el No, claro, de hecho me tocó hacer un centro de alumnos en la universidad Finis Terra. Fui presidente de la primera generación de esta universidad y los que íbamos por el No ganamos. Muy tímidamente armamos este cuento, fuimos muy respetados por Barahona, que en esa época era ministro de economía, también estaba Hermógenes Pérez de Arce y no tuvimos ningún drama. Eran personas muy abiertas.

Cuéntame de las protestas, si eran entretenidas, si...
De entretenido nada porque me tocó vivir una parte dura haciendo trabajo de fábrica por el colegio y viviendo en una población durante una semana. Era bravo, ahí tú te dabas cuenta que las operaciones rastrillo existían, que no eran un mito.

¿A qué población ibas?
A Los Nogales, muy cerca pasó lo de la Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas. Había un ambiente que oye, esto no era joda, no era fiesta. Nosotros andábamos con una carta del arzobispado en caso de, para explicar que como muchachos estábamos viviendo una experiencia.

Por si les pasaba algo...
Claro.

Cuéntame una jornada en la población...
A mí me tocó trabajar en Abastible, en la parte donde se pintaban todos los balones de gas. Me tocó acompañar a un obrero en todo el tema. Nos levantábamos a las cinco de la mañana, entrábamos muy temprano, tomábamos una micro que se demoraba mucho, había que marcar tarjeta, había que ponerse overol y mascarilla porque estabas en un ambiente químico y de lo contrario te ahogabas. Había que tomarse un litro de leche necesariamente por las leyes laborales y para no intoxicarse. Habían obreros que guardaban su leche para llevársela a su casa.

...
Tenías media hora para almorzar. Era gente muy agradecida, contenta de tener trabajo. Pero igual era duro. Uno sabía que estaba una semana y se iba para la casa, pero había gente que pasaba su vida así. Esa es la diferencia. Fue una experiencia bonita, nos hicieron mucho cariño y nos trataron muy bien. Hasta el día de hoy tengo conocidos ahí porque un amigo sacerdote fue párroco en Los Nogales, incluso algunos amigos de esa población fueron a mi matrimonio.

¿Qué te cuestionaste cuando viviste esa experiencia?
Tenía 16, 17 años y también viví una semana en una hospedería del Hogar de Cristo. Esas posibilidades te hacen darte cuenta de lo privilegiado que eres y te plantan en Chile, un país que pese a las estadísticas tiene una masa pobre con muchas necesidades, con sólo un 5% o un poquito más de gente que tiene la posibilidad de estudiar, de ser profesional. Yo tuve ese privilegio gracias al esfuerzo de mis padres, porque mi papá fue un hombre que trabajó desde los 17 años por necesidad y mi mamá dejó la universidad cuando se casó con él.

Me decías que andabas con una carta del arzobispado ¿sentiste miedo?
En ese tiempo uno sabía que la cosa no era tranquila, pero yo notaba más nerviosismo en mi mamá. Mi papá también, pero uno hoy, a la luz de todos los hechos, se da cuenta... debí haberle sacado más provecho del que le saqué a esas experiencias.

¿Por qué?
Porque cuando uno tiene esa edad está más impulsado por la choreza de, por la novedad, en el momento no cachai tanto, es algo distinto, pero hoy la dimensiono mucho más.

¿Sabías que la gente desaparecía?
Eso se sabía.

Te lo pregunto porque hay muchos que dicen que no tenían idea...
Se sabía, había discusión en todas partes. Yo no soy de esa gente que no sabía. Ahora, yo también estoy en la pará de que en este país en algún minuto se debe remar para el mismo lado. Si hay gente así, qué lata, yo no voy a empezar a apuntar con el dedo. Yo estoy consciente de lo que pasó.

¿Cómo fue tu juventud en dictadura?
Marcada por las protestas, porque se suspendían las clases. Cuando uno es chico casi que agradece que se suspendan las clases, uno no tomaba conciencia de que se suspendían porque había gente que se estaba jugando por temas importantes.

¿Qué tanto cambió tu vida cuando llegó la democracia?
En este punto es cuando uno valora a la gente que teniendo un buen pasar se la jugó por otros. En la universidad, cuando se vivió el plebiscito, te das cuenta de que era necesario un cambio, yo crecí con un modelo que no compartía y consideraba necesario que esta cosa se revirtiera. Me parecía absolutamente ilógico que un joven, con los ideales que uno tiene cuando es joven, pensara distinto, o sea, era como el afán idealista, esperanzador, que uno siente que puede modificar por sí solo y después te das cuenta de que no es tan fácil.

¿Te decepcionaste, como le pasó a muchos, con el tema de la alegría prometida?
Si la alegría se iba a traducir en dinero constante y sonante o en empleo como algunos pensaron, probablemente que ha ido llegando y paulatinamente. Es un proceso que no es de un día para otro, es un proceso más largo y que ninguna democracia lo ha conseguido en el mundo. En igualdad, en accesos a las oportunidades de un día para otro... estaríamos frente a un iluminado y en Chile todavía no lo ha habido. Pero sí creo que en otras cosas, como en la tranquilidad de poder expresarse, el país cambió. Tú te das cuenta de que hay un senador que fue procesado bajo el nuevo sistema, el presidente manda una carta a un diario, el diario se la publica, el presidente contesta y el país sigue igual. Los temas centrales pasaron a ser otras cosas; incluso la diversión puede ser importante porque hay tiempo, porque hay espíritu, porque no es necesario poner toda la energía en legitimar una forma de gobernar que era lo que se vivía en otra época.

DE LA OFERTA Y LA DEMANDA
Tú empezaste trabajando en La Red, en prensa. ¿Qué fue lo primero que reporteaste?
Algo del aumento de las exportaciones. Una lata. Y la nota me quedó como el ajo. Pero no importa, aprendí a hacer de todo... después vino el caso “Impunidad diplomática”, del libro de Martorell y Fernando Paulsen, que era mi jefe me mandó a mí a seguir a Spinoza Melo. Después vino el boinazo y ahí estaba Araneda parado en La Moneda.

¿Eras de los que te abrías paso entre todos periodistas y sacabas la cuña?
No, en lo de Spinoza Melo no. Fernando Paulsen, gran periodista, me mandaba más dateado que no sé qué... yo sabía que tal gallo me iba a hablar a mí porque iba de parte de él y al quien vive, en este caso, le ganamos siempre a los otros canales.

¿Cuánto cambió tu vida desde que entraste a la tele?
Al principio, cuando te empieza a ir como bien y te empiezan a reconocer uno no es muy conciente y encuentra que lo está haciendo regio porque salió en un recuadro en una revista y ese es un parámetro bien absurdo, bien precoz, infantil, muy vanidoso. Después te das cuenta de que si quieres trabajar en el tiempo el tema es otro. Ahí es cuando te cambia la vida en el sentido de que te tomas esto como una profesión, una profesión que no es fácil, que es competitiva, parte de una industria dinámica. Además, estoy en un canal donde la entretención es mucho más difícil de realizar que en otros lados porque tiene límites.

¿Te imaginaste la fama?
Jamás. Nunca la busqué. Yo estudié periodismo porque antes estudié derecho y no me gustó y el periodismo era la forma que tenía de salirme convalidando la mayor cantidad de ramos y haciendo perder la menor cantidad de dinero a mi santo padre que ya había firmado todas las letras. Había un compromiso de no fallarle porque el viejo se sacaba la cresta.

¿Cuánto ha cambiado la tele desde que entraste?
Cambia en el sentido de que la competitividad es otra cosa, hoy te das cuenta que no hay canales chicos, de que todos los horarios son difíciles, que no hay carrera ganada, que el éxito de una noche no te asegura el éxito de la siguiente, es una pega del día a día y peor que eso, de minuto a minuto.

Es más feroz...
Más feroz pero atractiva, tiene el riesgo, hay gente que disfrutará con la velocidad, con el debate de las ideas y bueno, nosotros somos amantes de este tipo de adrenalina.

Una adrenalina que va de la mano del famoso rating...
Básicamente del rating y las ventas. Es una cosa mucho más fría de lo que se piensa, es el mercado.

Oferta y demanda...
Absolutamente, frío, frío, frío.

A veces poco humano...
Se corre el riesgo, lo corremos todos a diario.

¿Hasta qué punto manda el mercado?
Yo por lo menos tengo la oportunidad de estar en un canal donde obviamente hay que generar recursos y sintonía que genere esos recursos. Esa es una realidad. Pero nuestra línea editorial nos pone un límite que para nosotros en bueno. Nos permite no transformarnos en animales porque perfectamente una noche en la que estás apretado podrías usar las estrategias de otros y pasar a la punta pero no, y eso se agradece.

¿Cuánto hay de ti en evitar que las reglas del mercado se coman tu trabajo?
Uno corre el riesgo, no estoy excepto de que me coma, puede darse. Por lo mismo uno debe estar atento con lo que hace.

¿Te has visto haciendo cosas que no querías hacer?
Yo siento que varias veces uno cede y no por obligación porque a mí nadie me ha puesto una pistola en el pecho. En ese sentido soy bien hombre y no le echo la culpa ni al director ni al productor ni al ejecutivo de turno. Prefiero decir que no tuve la suficiente valentía ni convicción para hacer valer mi no. Eso me ha pasado.

¿Muchas veces?
Las veces que a uno le afecta son pocas.

¿Cuándo fue la última?
Eso uno lo dice en las reuniones de pauta.

¿Te pasa más seguido de lo que quisieras?
No... son otras cosas. Yo tengo dos niñitas, de dos y cuatro años, y uno se pone más temeroso... una enfermedad, el resfrío de una de ellas te hace más débil. Vulnerable es poco. Imagínate la señal equívoca.

Como “hija no haga esto” en circunstancias de que en tu programa...
No, a meterlas en un tema público, como “mira lo que pasó con tu papá”... Ese es un tema para mí y seguro lo será más fuerte a futuro.

DE CÓMO NOS SACARON LA CRESTA
Tú me decías que nunca te imaginaste en la tele. Menos te habrás imaginado que en un programa tuyo saliera una persona reconociendo su adicción a las drogas...
Es una experiencia súper fuerte pero de la cual no reniego, menos voy a renegar de Juan David. Jamás me lo imaginé... lo que pasa es que el Rojo a me ha dado posibilidades que van más allá de lo que se transmite, posibilidades de conocer a una diversidad de jóvenes, maneras de ser, de pensar, de vivir... algunos tienen futuro a largo plazo, otros viven el día y a todos les he ido agarrando mucho cariño. Entonces pasa esta cuestión de Juan David y en un comienzo te da rabia, “cómo te fuiste a meter en esto, con todo el talento que tení”. Después te ves recibiéndolo en el canal, recién salido de la cárcel, sin ducharse, sin comer, sin cordones.

Qué pena...
Que lo primero que hago es abrazarlo, meterlo en el camarín. Y lloraba y lloraba y era una guagua. Se duchó, le trajimos comida, le empezó a cambiar la cara, empezó a reconocer su tema y ahí te das cuenta de que tiene sentido; por fuerte que haya sido ese momento justifica un montón de momentos que han sido sólo fiesta y entretención. Tiene sentido porque con el equipo que tenemos, Juan David tuvo la posibilidad de iniciar su rehabilitación, aunque nos critiquen algunos tontos, que creen que a la gente hay que eliminarla cuando está enferma. Tiene sentido que yo esté aquí y me siento feliz porque se equilibra esta cuenta que a veces uno siente que quedó debiendo.

Claro, entre tanto bailoteo puedes hacer causa común con la señora que tiene el mismo problema con su cabro...
O le abres los ojos a un montón de papás que dicen: “mi hijo es otra onda”. Te hablo sin ir más lejos de amigos míos a los que yo les digo: “ojo con este otro” y ellos responden que su hijo es otra onda. Lo peor es taparse los ojos. El día de mañana puede ser mi niñita, yo o cualquiera.

¿Qué descubriste a raíz del debate que se originó con el caso de Juan David?
Un debate insólito... parece que es una costumbre que aquí agarre papa cualquiera... saltó súper lejos el maní. Aquí los únicos que debían opinar era él, su familia y el canal y fundamentalmente la justicia y la justicia dijo que él no estaba involucrado en microtráfico y desde ahí él asume un compromiso personal de rehabilitarse y reconocer públicamente su adicción. Nosotros fuimos sólo un instrumento de un compromiso que a mí no me corresponde develar porque me lo contó bajo reserva. Él me dijo: “Rafa, yo necesito hablar en el programa esta tarde”, y llamamos a la gerencia de producción diciendo que era importante que lo hiciera, nos preguntaron si nos hacíamos responsables de lo que pedíamos y salió.

¿Qué pasó después?
Nos sacaron la cresta. Para él era su primer paso y de ahí en adelante ha sido todo bueno, el gallo no ha dejado de ir a ninguna terapia, sabemos que tiene mínimo dos años para empezar a cantar victoria. Sabemos que los adictos tienen un 80% de posibilidades de recaer. Lo sabemos pero también sabemos que él en vez de ser un punto negro se puede transformar en un gran comunicador de que se puede, de que a esta cuestión se le puede ganar. Así como hay redes de narcotraficantes tiene que existir redes de apoyo y en eso estamos flojos. Algunos medios de comunicación fueron apoyadores, otros se pusieron arriba del púlpito a criticar y no lo fueron.

¿Crees que te equivocaste en algo?
Yo duermo muy tranquilo.

¿Has probado la marihuana?
No.

¿Te ofrecieron?
Sí, trabajé de noche y al lado mío vi a gallos hacerse pitos y tremendos cañones.

Y tú les decías “no gracias”...
Exactamente. A mí me educaron que es más choro el que sabe decir que no. Y lo agradezco.

Entonces no cachabas el tema...
Obviamente conozco gente que ha estado muy metida y que me dio mucha pena pero no era un tema que haya tenido que manejar como ahora.

Juan David no es la primera persona que conoces con problemas con las drogas...
No, y te hablo de gente de todos los niveles y edades y no relacionados con el mundo de la televisión... empresarios, gente que jamás ellos ni yo ni nadie imaginó que iba a pasar y que lo ha pasado pésimo.

Cambiando de polémica, tampoco te habrás imaginado lo de Navech...
Menos, qué querí que te diga.

Yo vi la entrevista que le hiciste en tu programa ¿te pasó que te hubiera gustado decirle más cosas de las que le dijiste?
Más que eso, me pasó, tal como se lo dije a él, que sentí molestia porque nos mintió. Él habrá tenido sus razones para ocultarnos cosas. El otro tema, bueno la opinión pública ha juzgado y no voy a entrar a escarbar más porque ha sido lo suficiente.

Te pregunto en el sentido de que lo de Juan David devela cosas...
Eso tiene sentido pero lo de Navech es distinto, es gente adulta que toma decisiones que tienen costos y beneficios y después como adulto deben asumirlos.

Yo vi que te decía que como jefe de hogar está dispuesto a hacer cualquier cosa por su familia y tú le dijiste que eso estaba bien dentro de los márgenes de la legalidad...
No sólo la ley, sino que también la... uno no puede hacer cualquier cosa...

¿Qué mensaje habrá el público de todo esto? porque luego de este escándalo la gente lo respaldó a mango...
Yo no puedo hablar pa’l público menos en un tema así. Ellos están en competencia y aunque quisiera no me corresponde analizar por qué vota el público. Si quieres el 15 de diciembre te puedo dar mi visión de la competencia pero sería muy feo que te la diera ahora. De verdad. Siempre he sido muy cauteloso en eso.

DE CUÁNDO PIERDE EL CONTROL
Si pusieras hacer lo que quisieras en la tele ¿cuál es el programa que te harías a tu medida?
Estoy muy contento con Rojo y lo que hemos logrado hacer. Me ha permitido entrevistar en profundidad, ir al drama, a la tontera, a la cosa frívola, de la niña bonita a la niña talentosa. Es un piano enorme en el que puedes tocar todas las teclas y todas suenan y no son disonantes y eso es lo que a mí me agrada.

Hoy en El Mercurio salió que al Rojo Vip no le ha ido como esperaban, que no están contentos con los resultados...
O sea, partimos como cañón hasta que el programa anduvo como tenía que andar por estructura, luego, por un tema de financiamiento el canal nos dijo sería bueno alargarlo. Nosotros dijimos que no, que íbamos a caer. Pero es una instrucción: “hay que alargarlo”. “Pero nos vamos a caer”, dijimos. “No importa, son otras las prioridades hoy”, nos respondieron. En ese sentido, lo que sale en El Mercurio es cierto.

Como tú dices, eres un obrero de las comunicaciones...
Un obrero. ¿Lo quiere más largo? Se lo alargo, pues. ¿Cuánto se lo alargo?. No vamos a ser número uno porque venía “Cirugía de cuerpo y alma” como avión y salen casos como el de un señor que le reconstruyeron el poto, que grabé, y era una cosa que no podías dejar de ver. Nosotros le hubiéramos collereado con las finales, como estaba programado, pero nosotros somos uno más en la línea de producción. Y si hay que alargar hay que alargar. ¿Hay más presupuesto? “No, me lo alarga así no más”. Es la pega, a mí no se me va la vida en esto. Yo llego a mi casa y están mis niñitas, mi mujer, mi madre y mi hermana, mi gente, ahí se me va la vida.

¿Te incomoda la pega que hace tu mujer?
La apoyé porque ella tenía la intención de hacer algo y muy está contenta.

¿Cómo explicas la importancia de la farándula?
El mercado responde a un interés del público por conocer y hay gente de algunos canales y productoras que olfatearon esto y les ha ido fantástico. Es un negocio con estructura, con beneficios y costos. Hay quienes se han dado cuenta inteligentemente que toda la industria de la entretención genera gratuitamente, sin siquiera hacer investigación periodística, la posibilidad de comentar y eso la gente lo quiere ver. Entonces tú haces Rojo Vip y sale 20 minutos en un programa y en otro y otro y más encima te pelan, no te agradecen que gracias a ti no se tuvieron que machucar la cabeza en la reunión de pauta. La farándula, como yo creo que está en la línea de la entretención, no me complica la vida porque no es trascendente, no es fundamental para el país, no le vas a deformar la cabeza a nadie, no vas a crear un monstruo. Unos se entretienen viendo fútbol, otros se entretienen con las teleseries y con los monos animados.

¿Te molesta que tonteen a tu mujer?
Obviamente que me molesta, como marido...

¿No te dan ganas de encacharte y salir en su defensa?
Lo voy a hacer y lo he hecho pero nunca por los medios, nunca le voy a dar ese privilegio a un medio de comunicación.

En realidad sería medio picante...
Es gente que está pidiendo ropa pa’ levantarse el tarro. Es gente que en la medida que ataca a la Marcela se levanta el tarro y ella se ríe del tema, no engancha. Mientras la vea tranquila, que se lo toma con mucho humor y se abanica no me quita el sueño. La Marcela es sicóloga, cacha perfecto de quién viene, cómo viene, del estado de la persona. Se peina con el tema, cómo voy a enganchar yo con el tema si a ella le da lo mismo.

¿Alguna vez pierdes el control?
Claro, cuando me corresponde y por temas personales. Y si son temas profesionales los hago saber en las reuniones de pauta.

¿Cómo eres cuando te emputeces?
Como cualquiera.

Pero eres de los que agarra a chuchadas a la gente, se amurra, no habla, patea la pared...
Depende del estado. A veces ando más melancólico, a veces más demostrativo, otras más impulsivo, a veces me pongo triste, a veces me arrepiento a los treinta segundos de algo que dije.

¿Has ido alguna vez al siquiatra?
Una vez. Andaba súper triste, tenía una sensación de cansancio, con un nudo en la garganta, con dolor en el pecho, le conté a la Marcela y ella me dijo que llamara a un compadre que habíamos conocido en un viaje, un tipo muy choro, interesante. Cuando nos reunimos nos pegamos una conversación maravillosa y me lo lloré todo, a la segunda me cagué de la risa y la tercera me dijo “estaríamos”. No estaba expresando, tenía un problema que no asumía y ahí aprendí que hay que hacerse cargo de los problemas, enfrentarlos y echárselos al hombro. Después me volvió a pasar, yo pensé que estaba depre otra vez y fui a verme y era la tiroide, así es que puede ser que lo de la primera vez haya sido lo mismo.

DE CÓMO SU OPINIÓN PODRÍA INFLUIR EN OTRAS PERSONAS
¿Viste el debate?
No, mi mujer tenía justo una comida y tuve que hacer de dueño de casa.

¿La franja?
Me parece que en cuatro años es difícil que se haga lo que los candidatos ofrecen. Hay un poquito de sobreoferta.

¿Das por sentada la segunda vuelta?
En política no doy por sentado nada porque no me corresponde. Mi opinión podría modificar algún voto y no es mi pega.

¿Tu opinión podría influir en algunas personas?
Podría o no, no tengo idea.

Pero si es así, con mayor razón, cuando uno tiene convicciones las comparte. Es como cuando te gusta una canción y quisieras que más gente la escuchara...
El que quiere hacerlo que lo haga, no es mi rol. Yo estoy en el ámbito de la entretención y no de la política. Me encanta la política y la comento con mi entorno, tengo opinión, ideas, visiones, críticas, veo en perspectiva, me doy cuenta de lo que está pasando pero no para el medio, es un derecho que disfruto.

The Clinic cumple 7 años ¿Recuerdas que hacías el día de la detención de Pinochet?
Tengo que haber estado en el canal, pero qué estaba haciendo en ese día no lo tengo tan presente... recuerdo al palta Meléndez cuando lo agarraron a charchazos unas fanáticas de Pinochet. Esa es la imagen que tengo de esos días y la de la Patricia Maldonado por el otro lado.

Algunas palabras para este medio...
The Clinic tiene la virtud de provocar y que ha ido haciendo del humor, de la sátira y de la ironía, su valor agregado.

¿Te gusta?
A mí me gusta. Creo que hay que invertir un poquito más en la gráfica.

¿Que la encuentras picante?
Sí. Hay que darle un poco de pega a los gráficos.

Eso, aconséjanos Rafa...
La tinta, si uno anda con ropa clara, te la caga. Deberían mejorar la tinta porque un diario no vale lo que vale un pantalón de uno.

Que por supuesto, compras en Hites...
... (risas)

Porque no me vas a decir que te vistes en Hites...
Por supuesto que sí.

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