viernes, 12 de septiembre de 2008

Los Pibes Chorros, la banda de cumbia villera que la rompe

Su nombre (chicos ladrones) causó estupor en los medios de comunicación argentinos y generó una polémica en la que se los acusó de hacer apología del delito. Hasta que los censuraron. La insolencia de sus letras, basadas en asaltos, ladrones, pasta base, cocaína, vino en caja y minas fáciles, fue tema hasta para el presidente Néstor Kirchner. Pero a los Pibes, algunos ex asaltantes, todos callejas y zarpados, no les importó. No son ni quieren ser ejemplo de nada , sólo quieren con su cumbia ser el reflejo de lo que pasa cada día en las villas miserias argentinas, en las que algunos se zarpan porque está mala la cosa, porque la riqueza va sólo para algunos mientras que en las villas muchos pasan hambre y otros tantos mueren por las noches. Acá detalles de la banda autodefinida chorra, flaite, negra y villera y de su paso por Chile donde tocaron en la cárcel de mujeres, fueron al Diario de Eva, cantaron en la manifestación contra la prohibición de la píldora y, era que no, se hicieron amigos de los de la Garra Blanca.

Por Lorena Penjean

Insolentes, lo suyo es provocar. Con cara de patos malos y con sus pintas más flaites se hacen fotografiar armados, onda revólveres y metralletas.
Es esa misma actitud desenfadada la que les valió la expulsión de los medios. Fue a mediados del 2001 y el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión)
presionó a los medios para sacarlos de escena por considerar que "las letras hacen alusión directa y explícita a hechos de violencia, que en algunos casos se refieren a menoscabar o enfrentar a la autoridad policial, también mencionan el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, asociándola con un estado de bienestar, o de sustancias tóxicas, vinculándolas con lo placentero o lo positivo...". Bueno, es verdad, no había mucho que debatir. Pero si lo que perseguían era terminar con su música, se equivocaron. Ya van por su sexto disco.

A los Pibes la prohibición les parece una boludez. No les cabe en la cabeza que alguien pueda creer que escuchándolos den ganas incontrolables de robar o drogarse. Como si la cumbia villera fuera anterior a la realidad de las villas miserias. Cabe recordar “Cambalache”, tango zarpado y feroz que desde 1943 fue censurado por todas las dictaduras militares por lo provocador de su letra. Pero ya era y los pibes se acostumbraron a nadar contra la corriente. Esa es su condición de nacimiento.

Sin aparecer en la tele, lo suyo son las giras, las presentaciones en lugares populares que los han ayudado a estar en permanente contacto con sus seguidores no sólo en Argentina, también en Ecuador, México y España. A la larga, el veto solo alimentó la leyenda.

“Y no nos importa. La realidad no la pueden cambiar por más que nos censuren. Nosotros contamos historias de robos y drogas y en vez de preguntarse por qué los chicos hacen lo que hacen, nos prohíben. Claro, es más fácil prohibirnos que hacerse cargo de que la riqueza está mal repartida, que mientras hay gente con cuentas millonarias, otros, los de la villa, pasan hambre. Bueno, que hagan lo que quieran. Nosotros no tenemos por qué cambiar nuestra manera de expresarnos. Nosotros nos vamos a dormir tranquilos, ellos no”.

Con el transcurso de los años la censura poco a poco se ha diluido. Incluso ahora podrían ir a la tele siempre y cuando moderen sus temas y les hagan arreglos. Entonces les da bronca y no van.

Diario de Eva
Ya se ha dicho: nadie es profeta en su tierra y los Pibes Chorros la rompieron en Chilevisión, nada menos que en el “Diario de Eva”. Y los Pokemones se atrevieron a despeinarse con la villera. Y la corearon, saltaron y vacilaron: Qué calor que tengo yo, que levante la mano como yo el que quiere un vino en cartón, el que quiere un vino en cartón…
“Estuvieron la raja, me encantan porque las las letras son terrible picás a choras. Le dan un corte”, sostiene una chica de enchulado vestir. Aunque acto seguido toma distancia: “Los pibes no son pokemones, son flaites, o sea, la escuchan los cumas, los que usan Nike Shoot, poleras de marca y que se peinan onda Daddy Yankee”.
Valga la aclaración: los Pibes no son pokemones, de hecho ni los conocían. “¿Qué les pasa a estos pibes?”, se preguntan los villeros a la salida del canal, aún sorprendido por el estilo de los adolescentes, en especial por el de los varones.

Y lo hicieron de nuevo: fue tal su acogida, que los volvieron a invitar. Es así como la banda censurada en Argentina, la rompe en Chile.

Uno menos
Los Pibes componen abriendo las ventanas de sus casas en las villas miserias de Argentina, donde nacieron y fueron criados, las mismas desde las que por las noches escuchan gritos, disparos y sirenas policiales. “Uno menos”, murmuran mientras intentan seguir descansando, ya curtidos por la muerte de varios amigos. Casas de material ligero, habitadas por gente de esfuerzo y otra no tanto, de calles polvorientas en cuyas esquinas algunos matan las horas tomando cerveza, fumando pasta y esperando la oportunidad de convertir algunas monedas. ¿Le suena familiar?

“Qué van a hacer música estos negros”, les dijeron con desprecio ya hace ocho años. Pero lo hicieron. Pero no sólo lo hicieron, también triunfaron. A su estilo, pero lo lograron porque siempre han tenido la convicción de que al igual que el tango, la cumbia villera es cultura y tiene vida y aunque muchos les pese, la llevan porque hablan de la realidad. Es la calle.

El éxito de los Pibes tiene doble mérito. Porque prácticamente no venden discos. Los pibes se conocen de boca en boca, de mano en mano a través de discos piratas. Ellos lo saben y no se quejan, ni lloran por matar la música ni nada. Como que les da cierto orgullo. Así está la cosa y su público no tiene para comprar discos. Así llegaron a Chile y al resto del Cono Sur. Y cuando se ven en la tele o frente a miles de personas recuerdan que de pequeños, cuando pateaban piedras sin mayores expectativas que sobrevivir, jamás imaginaron que llegarían tan lejos. Para muchos, los de la villa no existían y si lo hacían, era básicamente en la crónica policial de los medios. Pero existen y con sus canciones han dado un golpe a la cátedra. Y hacen giras, van a las radios y llenan discotecas. “Porque aunque a algunos no les guste, existimos y somos más”.

“Porque somos más”
Los pibes cantan lo que saben. Es así como “El Tano Pastita”, (la historia de un pastero) se inspiró en un amigo de los integrantes. O “Andrea” (la cumbia de una chica fácil), nació con el nombre de otra amiga. Otras, (Aunque no nos quieran somos delincuentes andamos de caño con antecedentes, robamos blindados, locutorios y mercados no nos cabe una estamos re jugados) podrían perfectamente ser alguna de sus vivencias, porque cada cual más o menos, tiene su pasado en la villa.
Uno de ellos, “de pibe” asaltó supermercados. Onda manos arriba nadie se mueva. Pistola en mano, violento, decidido. Dinero rápido y a vacilar. Otro, también “de pibe” y acompañado por amigos, robó los animales del zoológico. Sí, saltaron rejas, se metieron a las jaulas y se chorearon pavos reales, gansos y hasta una cabra de cinco mil dólares. Luego, se los comieron. Qué duda cabe, sus letras le llevan historias bien callejas que terminan en un calabozo por riñas, hurtos o por beber en la calle. Es el estilo.
“Hasta que una noche de caravana, fumando unas cannabis en la esquina, con frío, en la humedad cayó en mis manos una guitarra. Y aprendí. La música me hizo libre, si no fuera por la cumbia, yo estaría preso, muerto o seguiría robando”, sentencia un Pibe Chorro-Chorro.

Pibas chorras
Y porque los toca de cerca y saben que su música es del estilo, es que vez que pueden visitan cárceles. “No digo que sea bueno estar preso, pero los que están en la cárcel han llegado ahí por algo. Y tienen sentimientos, son personas que sufren”.
El miércoles recién pasado llegaron temprano al Complejo Penitenciario Femenino. Allí fueron recibidos por las niñas. Lindas, producidas, minas, todas corearon sus canciones. Fue como su única fiesta en mucho tiempo. En realidad fue su única fiesta en años. Y así, con el pasito doble, ese para el lado con su qué y bien marcado, que manos arriba y bajo la mirada atenta de las gendarmes, las presas estuvieron con sus ídolos.
“Me encantan porque nos identifican, porque son del pueblo, porque nos traen un poquito de calle”, afirma aún extasiada Yocelyn (24), condenada por robo con intimidación.
“La canción de la cana me llegó… Son terrible bacanes… La pasamos terrible bien”, dice otra interna que en ocho meses más, luego de un par de años, recuperará su libertad. Mientras, esperará que el tiempo pase rápido con la banda sonora de los Pibes Chorros de fondo (hoy lo van a visitar, hace solo un par de meses, que esta preso por robar, él se enamoro perdidamente, sin pensar que lentamente su vida se iba a arruinar). .
Todas las chicas, al igual que donde van, murieron por ellos. Sí, porque esa postura choriza-bruta las vuelve locas, porque los encuentran ricos, porque al contrario de lo que hacen todos los artistas, mientras menos se arreglan más onderos se ven.

Una hora de cumbia, recuerdos de lado y lado y adiós. Las niñas deben volver a sus rutinas y los pibes, a la calle. Ya luego vendrán las visitas.
El sueño del chorro
Víctor (25) es la voz, Gastón (23) va en el bajo, Federico (27) en la batería, Luis (28) guitarra, el Punga (40) en la animación (todas las palmas arriba y arriba!) y Diego (35) como fundador, productor y guiro, seguirán en Chile para realizar más presentaciones por lo menos hasta el 4 de mayo. Mientras, alojan en un sencillo hotel, pasean por radios y estrechan vínculos con bandas como Juana Fe y Chico Trujillo, con las que han compartido y compartirán escenario.
Como el día de la manifestación contra la prohibición de la píldora del día después y los pibes cantaron “Qué calor” en compañía de Juana Fe ante los miles de personas en la Alameda, frente a La Moneda. Qué tal.

“Nunca me imaginé esto, es un sueño. Pibes como nosotros hay millones, que quieren salir adelante y que tienen bandas y que les cuesta”. Reflexiona el vocalista. Y sus ojitos brillan. Se sabe afortunado.

O sea, cuándo se hubieran visto en España, paseando por Madrid perseguidos por fanáticas. O recibiendo mails desde Holanda. Solicitados desde Francia, Colombia y todo el Cono Sur. Y para qué hablar de la Garra Blanca. Jamás se les pasó por la cabeza que estarían ahí, en la galera con los niños del Colo. “Naaa… qué me van a hacer estos chicos… Más miedo me debieran tener ellos a mí… Capaz que los asalte yo”, dice Diego riendo.

Luego, algún asado, paseos por Bellavista y harta calle. Les tira. Ah, y lo más lejos que se pueda de los cuicos. Pura GCU (gente como uno), prosigue Diego.

La gente que los mirará raro y los taxis que no les pararán no cuentan. Los Pibes Chorros la están rompiendo contra todo pronóstico. Y al son de la cumbia, nena.

Recuadro:

PIBES CHORROS EN CHILE
Santiago: Viernes 2 de mayo en el Estudio Gigante acompañados de Chico Trujillo y Chorizo Salvaje.

Valparaíso: Sábado 3 en el Fortín Prat con JUANA FE______________________________________________________________________

Destacados:

- Si no fuera por la música estaría muerto, preso o robando

- Nosotros contamos historias de robos y drogas y nos prohíben en vez de preguntarse por qué los chicos hacen lo que hacen. Claro, es más fácil prohibirnos que hacerse cargo de que la riqueza está mal repartida, que mientras hay gente con cuentas millonarias, otros, los de la villa, pasan hambre. Bueno, que nos prohíban. Yo no tengo por qué cambiar mi manera de expresarme. Yo me voy a dormir tranquilo, ellos no.

- Cuando comenzamos nos decían: qué van a hacer música esos negros. Eso no es música.

Canciones
Llegamos los pibes chorros
Aunque no nos quieran somos delincuentes, vamos de caño con antecedentes, robamos blindados, locutorios y mercados no nos cabe una estamos re jugados. Vendemos sustancia y autos nos choreamos hacemos de primeras salideras en los bancos, somos estafadores, piratas del asfalto todos nos conocen por los reyes del afano.

Con una nueve
Con una nueve en mano, hasta los dientes vamos armados, vamos re locos bien jugados robando bancos y mercados
Pibito ladrón
Con tan solo 15 años y 5 de alto ladrón con una caja de vino de su casilla salió. Fumando y tomando vino intenta darse valor para ganarse unos mangos con su cartel de ladrón. Pero una noche muy fría el tubo un triste final, porque acabo con su vida una bala policial. Y hoy en aquella esquina donde su cuerpo cayó hay una cruz de madera que recuerda al pibito ladrón

El tano pastita
A mi amigo el Tano le gusta la pasta, se sirve, se sirve y nunca dice basta, consume ravioles toda la semana, la pasta lo enloquece de noche y de mañana, como él no la prepara ninguno en la villa, por eso la vagancia para en su casilla. Empastillado Alucinado todo el día, siempre re loco de la cabeza, estás mas duro que una mesa, por que vivis empastillado, alucinado todo el día, siempre re loco de la cabeza, estás mas duro que una mesa, por que vivis empastillado, por que vivis...empastillado