viernes, 12 de septiembre de 2008

Manuel, Quinta padre, hijo, Gustavo Quinta y Luis Marambio Carrera, el sanguchito, los choros de la línea: Navidad de mierda

El niño juega con la bandera de Francia, juega y levanta polvo. Muñecas descuartizadas. Monta perros. Sánguche lleva 35 años. Hartas cajas de vino de la viña santa maría, con un paisaje que no tiene nada que ver con esta inmundicia. Caluga o menta parece Ibiza al lado de esto. Sillones en su living cerca de un gato muerto. Uno duerme, se para y se cae de hoci. Las rucas. No recuerdan haber almorzado hoy. Estaban curados. Uno dice que sí, que comieron puré con ensalada a la chilena. El otro no está seguro. Cae la noche y aparecen las fogatas. La otra navidad en tres actos. Ayer le echaron a una olla tiznada dos cajas de vino blanco, 12 manzanas verdes, 2 cabezas de ajos, cebollas, ají y carne. Se chambrearon y se volvieron a curar. Como siempre. Como todos los días, noches y mañanas. Feliz navidad de mierda.

VILLANCICO
Manuel (44) cree que alguien le incendió la casa, aunque a esta altura ya no le importa: si bien nació en una, desde niño se arrancó para estar con los viejos curados de la línea. Esta será su séptima Nochebuena en la línea. Cuenta además otras 10 a la sombra, preso. No toma alcohol. O sea sí, pero poco. A veces sale a cachurear para conseguir monedas. De noche duerme abrazado a su hijo.

¿En qué trabajaba cuando se le quemó la casa?
Yo le voy a decirle la verdad mi reina; yo no trabajaba ni trabajo porque tengo antecedentes penales por un robo y una pelea. Una vez me entrevistaron de el programa “Aquí en vivo” y tiré cualquier mierda a los jueces y ministros y hasta al Presidente, y no pasaron tres días y me vinieron a buscar y me metieron preso por 18 meses.

¿Por qué lo llevaro preso? No me diga que por nada…
Por lo que hablé, pues.

¿Qué dijo?
Me llevaron preso por hablar de la injusticia que existe en este país. Usted va a un recinto penal y se va a encontrar con gente que está presa injustamente porque no tiene plata para abogado ni sabe declarar porque son analfabetos. Es injusto porque todas las personas tienen derecho a una segunda oportunidad… todos hemos cometido errores, pero otra cosa bien distinta es que a uno lo obliguen a robar.

¿Quién lo obligó a robar?
Cuando yo salía a cachurear me pillaban carabineros y tambiñen gallos de investigaciones que me decían que si no les daba plata me iban a cargar con cualquier huevá y me iban a meter preso. Ellos me obligaron a robar.

Qué malos…
Malos pero malos-malos. A uno lo tratan mal y ahí está el sobrino del general Pinochet que cayó preso por una estafa al fisco de más de 15 millones de dólares y no alcanzó a estar preso dos semanas en su propia casa. La misma gente de investigaciones y carabineros ha caído por robo, drogas y hasta violación y a uno lo tratan de ladrón ¿Dónde están los derechos humanos señorita?

No sé.
Bueno, por decir esto me metieron preso, mi dama. Si usted me hubiera visto cómo quedé cuando me detuvieron, seguro que se pone a llorar. Es que usted no sabe lo que es que le metan pinzas por debajo de las uñas y se las tiren, se las saquen de un tirón, a sangre de pato.

De sólo escucharlo me da cosa…
Para que vea. Eso no es todo, también me dieron una salsa de palos.

Y que le apuesto a que usted se retobó y dejó la escoba ….
Claro que me retobé, pero además me burlé de ellos, los llevé a mi casa y les dije que tenía radios de autos robadas y una pila de cuestiones más. Yo no tenía nada pero lo hice para descansar, para que no siguieran con la frisca y para tenderles una trampa. En mi casa no teníamos baño, apenas teníamos un pozo y los hice cavar y cavar con sus ropa tan elegante, con sus ternos y bluyines de marca. Lo único que encontraron fue caca y quedaron cagados hasta el cogote con la mierda de mi casa. Es fue mi venganza. De ahí me volvieron a pegar, pero los tuve pa’l hueveo.

Pero así como lo charchetaron…
Aparte de sacarme las uñas me metieron cables hasta por el mismo “este”, por atrás y por delante.

Le pusieron corriente…
Hasta en las orejas, en la lengua. También estuve en la cárcel de San Miguel pero al final me mandaron a Colina porque agarré a un gendarme, le pegué, lo dejé en pelotas y le puse corriente para que supiera lo que se siente ser preso y que no le respeten los derechos humanos.

Pero qué brígido usted Manuel…
Así no más, yo sabía que iba a quedar la cagá en todo caso. Y quedó, pero si tuviera que hacerlo de nuevo lo haría no más.

¿Pasó la navidad preso?
No sólo esa, en total he pasado 10. Estar preso o en la calle es una escuela, es una elección, no es culpa de nadie, es de uno mismo no más, es uno el que se busca las juntas y se forja el destino. Yo a la cárcel y a la calle llegué solito.

Cuénteme una navidad a la sombra…
Con los cabros nos organizamos y para qué andar con cosas, a uno igual se le caen los lagrimones en un rincón, como que se sicosea con la calle y se acuerda de la familia. Pasamos la cuenta y una vez encerrados armamos una mesita lo más bonita que se pueda, comimos el pollito que nos llevan las visitas y compartimos tomando mate amargo. Contamos historias de las navidades afuera y conversamos cosas íntimas de mujeres… usted sabe, anécdotas,intimidades, cosas de hombres. Una de las navidades más bonitas que pasé preso fue una vez que mi madre, que estaba bien enferma, me fue a visitar a las doce de la noche y comió conmigo para la nochebuena. La atendí con bebidas, un pedacito de carne, papas con mayo y un quequito. Qué no le hice a la vieja para atenderla como se lo merece.

¿Cómo eran sus navidades de niño?
Lindas, con mi padre, mi madre y mis 2 hermanos que se murieron. Armábamos un arbolito, comíamos y nos abrazábamos. Una vez me regalaron una guitarra chiquitita con esas cuerdas que se hacían de bolsas de nylon antiguamente. Otro regalo que me acuerdo es de un balde de plástico, una palita y una carretilla. También de un camión. Yo era el niño más feliz. No como ahora, que uno pasa muchas necesidades. Hasta hambre y no se lo doy a nadie. Usted me ve cómo converso, hecho tallas y hasta me río, pero por dentro no estoy na’ así.

¿Es solidaria la gente?
La mayoría no, aunque hay harta gente que viene a repartir pan con chanchito de repente, café o un té. Para las pascuas igual cae su regalito, un poquito de mercadería, comidita y hasta su vinito. Por ser, hay años en que viene gente, arma mesas, pone mantelitos y nos atiende. Tenemos que puro estar arreglados. Es casi pura juventud. Ahí comimos carne y ensaladas. Después ellos se van para sus casas, a pasar la fiesta con los suyos.

Usted se queda con su hijo acá…
Sí, con él y con los demás muchachos que están aquí, que a las finales son mi familia, mi verdadera familia porque a la otra la perdí por callejero. Me dieron la espalda.

¿Qué conversa con su hijo cuando la gente se va?
Le doy un abrazo y se me caen algunas lagrimitas… le digo: “Ojalá que el próximo año sea mejor para todos y que no estemos aquí”... Aunque de estar aquí, siempre voy a estar, hasta que me muera.

JUGUETES ROMPÍOS
Manuel (12) juega al montar a su perra Princesa al lado de nosotros. Levanta tierra y esquiva a uno de sus tíos que intenta pararse y se va de hoci. Y ahí queda. Bien curado, mordiendo polvo. Los otros choros de la línea matan vino y pilsen en su sillón. El sol se pone. Manuel sigue jugando. Hace un mes que no va al colegio, al 480 de la Legua.

¿Qué monitos te gusta ver en la tele?
No veo tele, yo juego con los juguetes rompíos que me encuentro cuando salgo a cachurear por Avenida Matta. Tengo una máscara con las patas de un Power Ranger que me armé. Esta navidad le pedí a mi papá un discman y mi mamá me regaló unos chores tres cuartos y una camisa sin mangas.

La pinta dominguera…
Sí, para andar con ropa nueva para la navidad. A veces he ganado plata yo mismo trabajando.

¿Cómo?
Una vez cargué un camión con fierros y me gané quince lucas en seis horas.

¿Qué hiciste con la plata?
Me compré un Game Boy. Mi papá dice que desde chiquitito hay que trabajar para saber lo que cuestan las cosas. El Game Boy me lo robaron unos cogoteros más allá.

¿Qué te gustaría que te pasara?
Me gustaría ir a Quinteros a ver los fuegos artificiales. Una vez fui con mi papá y lo pasamos bacán. Hice artesanía y vendí. Mi papá me enseñó a hacer iglesias, casitas, letras y nombres de madera. Para el verano voy a ir a Paine, donde mi mamá y voy a trabajar sacando fruta.

Tienes todo planeado...
Yo no, mi mami. Con la plata que gane me voy a comprar una tenida nueva. Otra más.

Es bonita tu perra Princesa…
Tengo tres perros en total. Yo los cuido harto porque una vez una veterinaria me llevó a uno y nunca más me lo trajo. Yo se lo pasé por mejor porque estaba un poquito enfermo y creo que se lo dieron a los leones para que se lo comieran. Los veterinarios dicen que se llevan a los perros para tenerlos bien pero es mentira, los matan y se los dan de comida a los leones.

A LOS LEONES
De tan cufifo que quedó ayer por la noche, tomando con el Sánguche, el Tavo se perforó las orejas a sangre fría y se puso unos aros de lata. Eso fue antes de ponerse a llorar, antes de dar jugo recordando su casa de Maipú, su taller, su auto y a sus 14 hijos, en especial a la Tábata. De no ser por la pena que le causó la separación de su mujer no estaría aquí. Tampoco tomaría todo el día y toda la noche. Sin piedad. Esta es su primera navidad en la calle.

... es verdad lo que dice el Manolito. Yo trabajé en un circo como cinco años y recorrí todo Chile viendo como se compraban perros y gatos para dárselos de comida a los leones. Yo mismo se los tenía que echar a la jaula, vivos.

Qué sangriento...
Sí, los que más vendían perros eran los gitanos. Llegaban con hartos y a mí me pagaban tres lucas por tirárselos vivos, hasta a los más chiquititos. Los leones de un puro mordisco se los tragaban o los partían. También les pegaban con sus garras y ahí quedaban los perritos y los gatitos. Después demandé a los dueños del circo porque era injusto lo que hacían con los pobres animales. Terrible crueles los hueones. Yo quedé loco haciendo ese trabajo. Es que no respetaban los derechos humanos... con mi demanada salí hasta en la tele, en Televisión Nacional. También en el diario La Estrella del puerto.

¿Y qué pasó?
Los tuve seis meses demandados. Lo otro que hacían en el norte era comprar carne de llamo, una huevá ilegal porque en Iquique esos animales son sagrados para la gente. La huevá es que a los gallos del circo les daba lo mismo y compraban llamos camuflados y nos metíamos adentro de unos contenedores y yo los fileteaba. “Permiso”, decía yo y me hacía unas lucas extras vendiendo filetes de llamos; los mejores pedazos los llevaba a los restaurantes y los vendía como carne de vacuno. A los leones les daba los puros huesos.

¿Cómo llegó a la línea?
Yo en Maipú tengo una casa en un condominio, tengo un taller, un escarabajo y una infinida de huevás y como me separé de mi mujer me tiré al copete. Puro tomo yo. Soy un borracho.

De pura pena llegó para acá...
Debo haberla querido harto yo a ella... imagínese que todavía sigo tomando.

¿Por qué no le hace la pata y quién sabe si le resulta y se pone en la buena?
No hay reconciliación. ¡Salud!

¿No le dan ganas de volver?
Es que en copete y volado tú te sentí bien. Yo chupo, me fumo unos pitos y tomo coca y toda la huevá. Por ejemplo ahora estoy bien pero cuando me despabilo quedo loco, se te viene todo encima. Charcha.

Ayer les dio el bajón…
Sí, aterrizamos de piquero. El otro día mi hermano Manuel me tuvo que llevar a la posta porque me dieron cuatro ataques como de epilepsia, de puro loco que andaba. No me acuerdo de mucho, sólo que estaba lleno de tubos y huevás. Me hice cagar jalando merca. Y tomando, que es lo mejor que sé hacer.

¿Era un buen marido?
Lo que pasa es que cuando el hombre es bueno la mujer abusa. Yo cometí el error de decirle que ganaba cien lucas diarias y cuando me empezó a ir mal, pensó que la estaba engañando con otra hueona y todos los días me olorosaba la ropa, me hueveaba caleta hasta que un día me conseguí otra mujer, de puro que me hueveó tanto.

Esta es su primera navidad en la línea…
Antes, mis navidades eran lo más lindo que existe en el mundo. Ahora yo no tengo navidad ni ninguna huevá. No como el año pasado que cerré el taller y partí al centro para comprarle a la Tábata lo que quería: una radio con televisor. Me costó como sesenta lucas y la compré al contento, na’ de pagar cuentas ni cuotas. Un billete sobre otro. Tanto quiero yo a la Tábata que me la tatué en el brazo porque es mi reina.

¿La ha visto?
No, porque ella ahora es abogada. Ciento ochenta lucas mensuales tuve que pagarle por varios años y ahora ya se tituló. Y el papá está aquí. No quiero verla tampoco... menos quiero hablar de las navidades, porque no tengo…

Lo que quiera pero por favor no llore...
No, no voy a llorar más, voy a seguir tomando. Ahora soy un vago, un alcohólico y un borracho. Eso soy porque sin copete o sin drogas no puedo respirar, porque las noches son bien tristes. Los días también.

Sabe qué, como una pena de amor lo mandó al copete, de repente si se enamora de nuevo recupera su vida antigua, si es que quiere...
No se puede... yo no puedo volver a enamorarme porque este es mi destino. La calle y el copete que me tomo con el Sánguche, mi amigo.

EL SANGUCHITO
Tiene 50 años y lleva 35 en la línea del tren. A media cuadra vive su familia. Desde su miserable sillón ve pasar a sus hijos y a sus nietos pero con suerte lo saludan. Le pasó por curado, por callejero. Con el Tavo se prestan ropa cuando el vino les juega malas pasadas. Le gusta comer puré con huevo. Ya es de noche y lejanos vecinos encienden fogatas cercas de sus rucas. Manuel fue a conseguirle algo de comer a su hijo.

¿Por qué vive acá?
De puro curado, de puro curado. Yo escogí este terreno para vivir porque es el más bonito de todos, ¿no le parece?


Sí, es más bonito que la cresta. Antes que me pregunte yo solito le voy a contar de mi vida: cuando no tengo nada voy a la casa de acogida del hogar de Cristo.
Las paso hace tres años en la cas de acogida del hogar de cristo. Yo inscribí a mi amigo el tavo pero no quiere ir, le da verguenza pagar cien pesos por almorzar y bañarse. La mayoría de las navidades las he pasado en la calle pero por ser, el 19 en la mañana nos llevan de paseo.

Ahí los regalonean
Qué, nos mandan a la ducha primero para que no andemos hediondos. De ahí que nos dan ropa parta que andemos elegantes.

Algún regalo de navidad que le guste
De niño nunca recibí un regalo, nunca, ni para mis cumpleaños. Con mi familia éramos pobres, vivíamos en el zanjón de la aguada y salíamos a buscar vidrio y hueso y lo vendíamos. Nunca he recibido una torta y voy a cumplir 50 años. Peor más me gustan mis amigos, mis compadres.

Qué sentido tienen las navidades
Son muy bonitas cuando uno tiene hijos. Yo tengo 8, dos mujeres y 6 hombres. Los últimos fueron los mellizos. También crié a uno como si fuera mío, al súper ocho. Pero ahora uno está solo, bien solo. De día no hay problemas porque uno toma y toma copete, los atados son de noche. Por ser a esta hora ya me viene la pena.

Cree en Dios
Sin él no sería nada. Por algo llevo esta virgencita en el cuello y todos los días la beso y le agradezco todo.

Qué le agradece
Le agradezco pisar la tierra, con eso estoy listo, eso es lo más bonito porque estoy feliz. Cuando uno pisa el aire se va para el cielo.

Usted se va a ir al cielo
Yo creo que sí porque nunca he dejado tirado a un amigo, nunca, nunca. Yo me pongo en el sillón y desde ahí veo a mi familia... veo a mis hijos pasar y me da la pena, porque...

Ya Sanguchito, no llore. Mejor dejémoslo hasta acá.

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